Intolerancia en ambos sentidos
Todas las voces
Roberto García Hidalgo
26/07/2009
En días pasados fuimos testigos de dos situaciones relativas a las relaciones de la llamada comunidad “lésbico-gay” con la otra parte de la sociedad conformada por heterosexuales. Estas situaciones muestran dos caras opuestas de una misma moneda. Ambas denotan intolerancia hacia las personas con ideología distinta o con preferencias sexuales diferentes.
Los dos hechos a los que me refiero ocurrieron la semana pasada en Yucatán y en Campeche, respectivamente, y sin duda ambos son reprobables.
No obstante, en al menos uno de los casos la intolerancia de la que hablo podría estar alentada, según lo observado en las dos últimas “marchas del orgullo gay”, por el aparente apoyo que el gobierno estatal en Yucatán ha manifestado hacia el principal protagonista del incidente y de la referida marcha: Gonzalo España España, también conocido como “Mammie Blue”.
El primer incidente ocurrió hace ya más de una semana en Campeche, donde tres adolescentes agredieron a un joven homosexual golpeándolo con un garrafón de agua vacío y, en al menos una ocasión, le propinaron una patada en la espalda.
La agresión, que probablemente causó lesiones más profundas a nivel emocional que físico en la víctima, fue grabada en vídeo con un teléfono celular. Como si no bastara la agresión y la humillación sufrida por el afectado, el vídeo fue distribuido de teléfono en teléfono para acrecentar el escarnio.
Aunque en la grabación no se precisan las causas de la golpiza, todo parece indicar que se trata de un caso de intolerancia y homofobia que no se debe repetir e incluso se debe castigar. Nadie tiene derecho a agredir a otra persona por ningún motivo.
El otro caso ocurrió en el Congreso yucateco; la intolerancia mostrada transita en sentido contrario al del incidente antes narrado, ya que procede de la “comunidad lésbico-gay“ hacia quienes no comparten sus ideas.
Intolerancia que además se ve acompañada de chantaje y de la amenaza de exhibir a ciertos legisladores, que estarían muy en su derecho de reservar sus preferencias a su vida privada.
Hace ya varios meses un grupo que incluía a España España propuso que se legalizaran en el Estado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Tiempo después cambió esa idea y se propuso un pacto civil, cuyo objeto es, según sus promotores, garantizar a parejas del mismo o distinto sexo beneficios jurídicos como herencia, administración de bienes y pensión alimenticia.
Por otro lado, la Red Pro Yucatán propuso que se elevara a rango constitucional a la familia como una unión jurídica entre un hombre y una mujer, lo que fue aprobado por el Congreso local la semana pasada.
Entonces comenzó la representación de Gonzalo España, quien enfundándose en un ataúd amenazó con “cobrársela” a los legisladores y hacer pública una lista de diputados que asistieron a “fiestas animadas”, ya que considera que la propuesta a favor de la familia atenta contra los derechos de los homosexuales. Hasta el momento dicha lista, si existe, no ha visto la luz pública.
Ante este espectáculo debemos preguntarnos qué o quién le da derecho a España España para chanteajear a cualquier persona.
¿Que derecho tendría de exponer la vida privada de ciertas personas como parte de una revancha? ¿En qué exactamente afecta la institución familiar a los derechos de los homosexuales? La amenaza de “líder moral” de los homosexuales lleva implícita una contradicción con los ideales que él asegura defender. Si es un orgullo ser homosexual, ¿por qué amagar con exhibir a la gente como gay? ¿Es acaso el objetivo avergonzarlos? El desplante de Gonzalo España podría estar alentado por el aparente apoyo recibido del Ejecutivo estatal, en cuyas manos estuvo la puesta en vigor de las reformas sobre la familia.
La gobernadora Ivonne Ortega Pacheco declaró que aún no se publicaba el decreto de las reformas constitucionales sobre la familia, porque “en esta ocasión creo que vale la pena que puedan ser escuchadas las diferentes voces”. Ante esto uno se pregunta, ¿acaso en otros asuntos no vale la pena escuchar todas las voces?— Mérida, Yucatán.
Comentario da patricia may Ek: es indudable que en estos tiempos la compañía más cercana es la intolerancia, ya no toleramos casi nada, nuestra manera de tolerar se a convertido en amenazas, agresión, estupideces, etc.
Es obvio que cuando uno está en contra o a favor de algo lo va a demostrar, lo va a ser notar, aunque no siempre sea al parecer de los demás.
No sé porque nos hacemos a los ciegos, sabemos que la homosexualidad está pegando cañón, y personas homosexuales, las hay de todas clases y profesiones, de eso no cabe duda, no entiendo porque quieren tapar esta realidad, y porque se empeñan a poner obstáculos a los demás, creo que la felicidad consiste en la libertad de ser, pero al parecer no existe la libertad de elegir lo que queremos para nuestra vida, porque ante todo necesitamos un permiso, o un consenso, el cual en estos momentos es tonto, porque todos tenemos derecho a ser felices, a formar una familia, a tener un hogar, o buscar un compañero con quien compartir nuestros días de vida.
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